jueves, 14 de enero de 2010

Qué bronca...

Deberías ser vos el muerto, no él.

Lo último que te merecés es una bonita jubilación, un buen dinero por mes, unas lindas vacaciones y cada tanto una feliz visita. Tendrías que estar en el infierno, pudriéndote poco a poco bajo la tierra.
Pero no, estás acá para seguir cagando vidas... Lo bueno es que esta vez la jodiste a la otra perra. Qué lindo, pero qué lindo saber que ella también cobró por sus forradas y, mejor aún, de tu parte. A ver si así aprende un poco...
Y no sé, supongo que como le tocó a ella, ya te va a tocar a vos ;)

Menos mal que nadie es inmortal. No puedo esperar a escupir tu tumba.


Y no, sabés qué? Aunque vos y tu asquerosa gente piensen que así van a lograr derrumbar más de una década de trabajo, tengo la perversamente feliz noticia de que NO, cerrar la empresa no va a quitar todo ese trabajo. Porque soy su hija, porque mamá me va a seguir contando como se rompió el orto laburando por lo que quería y cómo LO LOGRÓ. Cerrar la empresa no es algo más que económico, burocrático... Su fuerza, su esfuerzo, su valentía, quedan en mi mamá, en mis hermanos, en mí, en todos los que lo conocimos. ¡NO LOGRÁS NADA!